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Cuando el futuro nos alcance

Santiago Niño Becerra - Viernes, 16 de Abril

Ya: he adaptado la traducción que aquí se dio a "Soylent Green" (Richard Fleischer, 1973), pero es que venía al pelo: ¿llegamos al futuro o es el futuro el que sale a nuestro encuentro, y nos alcanza?.ilustración

- ¿Es posible llegar a un 3% de déficit en cuatro años partiendo del 11,4%?. El Gobierno del Reino de España dice que si, Standard & Poor"s cree que no; ya conocen lo que pienso: que es pura y simplemente imposible: una cuestión de imposibilidad física: la persona humana no puede volar moviendo los brazos; una reducción del déficit como esa tampoco es imaginable, sobre todo teniendo en cuenta lo que viene.

- Para bajar el déficit 8,4 puntos en cuatro años pienso que tendrían que suceder una de estas cuatro cosas: 1) que los ingresos públicos aumentaran en 8,4 puntos y que el gasto público decreciese en un porcentaje similar aunque mejor si es superior, 2) que el gasto público decreciese 8,4 puntos y que los ingresos aumentasen un número de puntos parecido aunque, si es posible, ligeramente más, 3) que se produjese un empobrecimiento de la población de unos 16 puntos y que esos puntos se trasladasen a las cuentas públicas, y 4) una combinación a partes más o menos iguales de las tres posibilidades anteriores.

- La evolución económica de España va, pienso, para abajo: entre 14 y 15 puntos entre el 2010 y el 2014, luego los ingresos públicos no aumentarán, ¡al contrario!.

- El gasto público decrecerá: eso es un hecho: porque no habrá pasta para gastar y hoy la vía no es enterrar botellas con billetes. Muy posiblemente será en lo único en que se pondrán de acuerdo los partido políticos: en recortar gastos, pero no veo que una reducción del calibre que se va a producir no vaya a tener consecuencias, y ahora no estoy pensando en disturbios sociales, sino en que ese decremento de gastos tendrá efectos negativos en la generación de PIB, por lo que aún se crecerá menos: será “el desmultiplicador”: como el multiplicador, pero al revés.

- 62%: ese el porcentaje de la población alemana que rechaza la ayuda / rescate de Grecia. En una de mis clases hice un sondeo rápido (y nada científico) y mayoritariamente mis alumnas/os están en contra del rescate / ayuda a Grecia. El Gobierno de España está a favor. Cuando algún componente de los PIIGS dice que está a favor de ayudar a Grecia está diciendo que está a favor de que se le ayude a él si lo necesita. Alemania (su cancillera) dice que “no hay una zona euro a la carta” (El País 23.03.2010, Pág. 18), pero la hubo cuando se creó: era otra época. Pienso que Grecia no quebrará, pero será intervenida: ¿cómo se interviene una economía que es parte de un área monetaria?: habrá que inventarlo, aunque no parece difícil, sobre todo si todo se va a poner requetemal.

- El Comisario de la Competencia ha dicho que los Estados de la UE diluirán el exceso de deuda pública hacia el 2020. En el 2020 la economía planetaria ya estará funcionando con el nuevo modelo, por lo que pienso que tal diluición se completará antes: la deuda pública será estatalizada, al igual que, sigo pensando, lo será la de las grandes compañías, la pregunta es que sucederá con la de la de las compañías medianas y pequeñas.

- El empobrecimiento de la población será un hecho: aumento del desempleo del factor trabajo, decremento en la remuneración de ese factor (y del empresario en muchísimos casos), caída de la actividad, derrumbe de la confianza a pesar de campañas incentivadoras de optimismo: ¿elimina el optimismo los efectos de una capacidad de endeudamiento agotada?. Pero no es que ese empobrecimiento se transforme en una especie de ahorro que se reconduzca hacia el Estado, que va; la población, la gente, se tornará más pobre, y punto.

- ¿Las obligaciones de pago contraídas?, pues o no se atienden, o se atienden como-sea. Pienso que una gran cantidad de deudas no serán atendidas, ni por España ni por nadie, y ni por empresas, ni por particulares. Lo que creará una especie de bola-de-impagos que, al final, acabarán compensándose. Otras deudas, y sobre todo las nuevas pueden ser referidas a rendimientos tangibles, ciertos: ligados a commodities: Suez y Agbar: muy inteligente. Recuerden. “A Quantum of Solace”. 

((Saben que no hablo de situaciones locales, pero voy a hacer una excepción). Otro futuro: no se si conocen que sobre la mesa hay un plan para modificar la configuración de la Avenida de la Diagonal barcelonesa, una calle emblemática de la Ciudad Condal. El plan tiene tres alternativas, y sobre ellas la población empadronada en Barcelona podrá expresar su opinión entre los días 10 y 16 del próximo mes de Mayo. El proyecto se complementa con el tendido de un tranvía que recorrería toda la extensión de la vía

Bien, dejando al margen que todas las personas convocadas a las urnas no son expertas en urbanismo por lo que no son capaces de discernir cual de las tres es la mejor opción, mi pregunta es si la necesidad más perentoria que en estos momentos tiene Barcelona es remodelar esa calle teniendo en cuenta que el coste de la obra es de unos 70 millones de euros y que la instalación del tranvía ronda los 60.

¡Ojo!, no estoy diciendo que esas dos obras no sean la necesidad más perentoria que hoy tiene la ciudad, solo pregunto si lo es; y lo pregunto porque no me consta que nadie de quienes tienen poder decisorio lo haya demostrado. Es lo que yo digo: ¿se gasta bien lo que se gasta?; no digo que no sea así, insisto: sólo lo pregunto).

(Si recuerdan aquí hemos hablado de que, pienso, en el próximo futuro evolucionaremos hacia un escenario de tipos de interés múltiples en función de lo que se vaya a hacer con la pasta solicitada (en mi libro abordo este tema). Pues bien, el globo sonda (pienso que eso es) que ha lanzado el FMI en relación a que las entidades financieras nutran un amortiguador a través de un ¿recargo? sobre las operaciones que realicen en función del riesgo “sistémico” que supongan va por ahí. (Las comillas en “sistémico” vienen a cuento de que el riesgo sistémico lo tenemos ahora, pero no lo tendremos después de la crisis sistémica que se nos está viniendo encima).

Un recargo en función del riesgo ..., no sé, no lo veo. Leámoslo de otra manera: lo que se quiere es evitar que un recurso escaso -el capital- se desperdicie, muy bien, pues establézcase un protocolo de asunción de riesgos en función de las posibles operaciones a llevar a término: tales operaciones no, a ningún precio; tales sí, pero tales a este precio y tales a tal otro precio. ¿Suena a mucha regulación?, ¡no, que va!: si lo necesario es lo que va a ser importante, ¿dónde estará, entonces, el problema?).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.