La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

Hoy, más.

Santiago Niño Becerra - Martes, 09 de Septiembre

(Vuelvo a repetir lo que digo cuando hablo del tipo de cosas como las que, a continuación, voy a hablar: cuando las lean, borren de su mente cualquier mensaje políт­tico que pudieran creer ver, cualquiera).

Las palabras del Sr. David Vegara el pasado díт­a 27 como marco a la serie de datos económicos aportados por la contabilidad nacional escenificaron un acto más de la tragicomedia que la economíт­a española lleva años representando. Por lo visto, en este acto, lo que toca es dilucidar si la española será una economíт­a que entrará, o no, en recesión. Por favor. ¡La economíт­a española ya está en recesión!, pero no por los datos que el díт­a 27 fueron mostrados, sino porque desde hace años, muchos, la economíт­a de España se halla en una cápsula de tiempo, paralizada.

Ese maravilloso períт­odo de quince años del que España, nos dicen, ha disfrutado, ¿cómo se inició?, ¿cómo se financió?, ¿por qué se caracterizó?. El II Milagro Español tuvo su origen en el Tratado de Maastricht: cuando la UE se convirtió en un espacio sin fronteras económicas y habilitó al reino como zona (bastante virgen) para hacer negocios, cuando España comenzó a recibir una cascada de fondos europeos, y cuando se acabó de diseñar el esbozo de la moneda única de la que España, como teníт­a que ser, formó parte desde el principio.

España era terreno abonado para hacer negocio, pero no cualquier negocio: un negocio masivo, de un valor añadido acorde con las caracteríт­sticas españolas, fácil de montar y que se beneficiase de las obvias rebajas de tipos de interés que en la zona euro iban a producirse, una zona euro de la que España, con los datos de entonces en la mano NUNCA debió haber formado parte, pero a la que se integró porque necesario era que se integrase.

Además, se dio otro fenómeno: España se puso de moda, son cosas que pasan y en las que quienes gobiernan poco influyen. Tras la resaca post Expo-Olimpiadas-Madrid Capital Cultural, España comenzó a crecer, el problema es como crecíт­a y donde lo hacíт­a.

Datos, toneladas; el más revelador, la productividad: desde el inicio de ese maravilloso períт­odo, de esa orgíт­a de crecimiento, desde el inicio del II Milagro Español, la tendencia de la productividad ha sido decreciente, sin paliativos, sin desmayo; ¿qué significa eso?, básicamente dos cosas: 1) lo ya dicho: que con la lógica económica en la mano, España jamás debió haber sido admitida en el euro, y 2) que España estaba ocupando cada vez a más población activa en producir unos bienes y en elaborar unos servicios de valor añadido, o estancado, o a la baja. Si a todo eso añadimos la permisividad que inundó la políт­tica crediticia de todas las entidades financieras con respecto a todos los peticionarios (incluidas las propias entidades financieras), lo que tenemos es ! ¡el II Milagro Español!.

¿Qué parte de ese milagro es puro humo, pura ilusión, pura filfa?, ni puta idea, pero que es mucha parte es un hecho: reparen en que España necesita más del doble del valor de todo lo que produjo en el 2007 para pagar lo que debe. Eso, ya de por si, es tremendo, pero, con todo, no es lo peor.

El II Milagro Español ha partido de la base de que el sistema utilizado -hiperladrillo, hipercrédito, hiperconsumo, hiperturismo, hiperdependencia, hiperfondos europeos !- iba a durar eternamente, o cuanto menos, no se planteó que pudiera detenerse, y, bueno, se ha detenido, y el problema con el que ahora se encuentra España es que no tiene recambio para ese modelo. A ese problema se añaden dos elementos que agravan la situación: una población de 45 millones de habitantes y una crisis mundial que es sistémica.

Ese Milagro, en el que participaron Gobiernos de dos colores, ha estado basado en el modelo “cuento de la lechera”; la traca final llegó en el 2003: cuando los tipos de interés se hundieron definitivamente en las profundidades abisales mientras la productividad española continuaba con su particular senda decreciente. Insisto, ¡tremendo!.

Y, bueno, se acabó. No hay más, ni para España ni para nadie, pero para España menos porque la economíт­a española ha dispuesto de muchíт­sima más pólvora del rey que, por ejemplo, la sueca, y la pólvora del rey, todas las pólvoras de todos los reyes, se han acabado, para siempre, y como en la canción, “they will never come back”.

(El pasado Domingo el Ministro de Economíт­a hizo ! ¿qué hizo exactamente el Señor Pedro Solbes el Domingo 7 de Septiembre?. A lo más granado de las fuerzas vivas de la economíт­a española y latinoamericana, a representantes del FMI y de la OCDE, les pidió ! ¡¡¡¡¡CALMA!!!!!. ¿Cómo se puede pedir calma a alguien que conoce más que perfectamente lo que está sucediendo, a alguien que está administrando el díт­a a díт­a de esa enrarecida y turbia realidad?. Queda para las hemerotecas: el Señor Ministro dijo que la economíт­a española está mejor preparada para afrontar lo que viene de lo que lo estaba en otras crisis; si pienso en la crisis de 1680 estoy de acuerdo).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economíт­a IQS.