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¿Por qué no nos extraña?

Santiago Niño Becerra - Lunes, 12 de Enero

¿Por qué no nos extrañan las cifras de desempleo del factor trabajo recientemente publicadas?, pues porque en lacartadelabolsa hemos ido diciendo que esto iba a pasar (entren en la Sección "Archivo" y compruébenlo); tan sólo personas inconscientes o políticos interesados han estado diciendo que el problema del desempleo "se iba a arreglar próximamente". Concienciémonos: en todo el planeta, pero en el Reino de España más en proporción, el desempleo del factor trabajo va a continuar aumentando: mucho y durante mucho tiempo, hasta que alcance cotas hoy difícilmente imaginables; una vez llegada a esas cotas la tasa de desempleo se va a quedar ahí, ¿de forma perpetua?, lo ignoro, pero si durante un número de años que a nosotros se nos escapa porque superan el ámbito de las previsiones económicas. ¿Dicho así suena muy bestia?, sí, lo sé.

El tema del empleo / desempleo del factor trabajo se desarrolla a dos niveles: uno planetario, otro nacional; niveles que, en este mundo postglobal, se imbrican e interpenetran, claro, pero aún, de momento, tienen particularices propias.

Primer nivel: el mundo. La tasa de ocupación a nivel planetario tiende a disminuir porque la productividad tiende a aumentar, así de simple. A medida que la tecnología (entendida en sentido amplio) se haga más sofisticada, más barata y más fácil de utilizar, se irá sustituyendo factor trabajo por tecnología a fin de ganar productividad, en Suecia, en Bangladesh y en Argentina. Es así, no hay vuelta atrás. Eso significa que cada vez va a hacer falta menos personas para generar el PIB que en cada momento sea necesario: más que “antes”, igual que “antes” o menos que “antes”, por lo que la población activa que esté ocupada será cada vez menos y lo estará de forma flexible. Por lo qué, o se planifica el crecimiento demográfico, pero de verdad, o la tasa de desempleo, de miseria, de hambre, así como todas las desgracias que podamos imaginar se van a disparar, en Suecia, en Bangladesh y en Argentina.

(Volver a una situación “como la de antes”: pleno empleo y todo eso, es inviable: la oferta de commodities es limitada, el crecimiento del crédito se ha agotado, la capacidad de endeudamiento también, y en China no pueden tener la misma tasa de automóviles por mil habitantes que tiene USA. Punto. Final.).

Segundo nivel: las economías nacionales. Todos los habitantes del planeta somos personas y pertenecemos a la raza humana, pero estructuralmente no son iguales las economías de Dinamarca y de España; centrándonos en lo que nos ocupa: el empleo; de entrada: mientras que Dinamarca tiene una población de 5,4 millones de habitantes, España la tiene de casi 46 millones, es decir, la economía española ha de ser capaz de ocupar a muchas más personas que la danesa (o de hacer las cosas para que se ocupen en otros lugares).

Bien, este aumento tan espectacular habido en la población desempleada española en el último año (+ 4,8% entre Noviembre 2007 y Noviembre 2008, y no entramos en analizar la calidad del empleo), ha servido para una cosa: para poner al descubierto -si lo prefieren, de manifiesto- la realidad de la economía española por el lado del empleo. Veamos.

En la economía española se han producido una serie de fases que han ido definiendo un modelo laboral, modelo laboral que, en gran medida ha sido el que ha sido porque no podía ser otro ... teniendo en cuenta el modelo productivo español, por lo que los cambios eran / han sido prácticamente imposibles, so pena de que se pusieran en marcha conflictos, de todo tipo, sin cuento, cosa que era políticamente no sostenible y, además, carísima, tanto en términos económicos como de mentalidad.

Durante el Franquismo el desempleo era testimonial, el subsempleo clamoroso y la tasa de actividad ridícula: “La mujer en casa y ...”. A su finalización muchas cosas empezaron a cambiar y el desempleo del factor trabajo empezó a crecer: de 0,3 millones en 1975 a 2,1 millones en 1983. Luego vinieron las Reconversiones Industriales, ¿se acuerdan?: línea blanca, acero común, naval, ..., y el desempleo aumentó: 3,0 millones en 1986. En dicho año, ¡bingo!, España entra en el “Mercado Común”, y llega inversión extranjera, y comienzan los fondos europeos, y se afronta la Expo de Sevilla, y las Olimpiadas de Barcelona, y ..., y el desempleo baja hasta, de nuevo, los 2,1 millones en 1992.

Bien, cambio de metodología al margen, subida -hasta 1996- y bajada desde dicho año. Es la época del “España va bien”, España se pone de moda, y el desempleo baja, otra vez, hasta los 2,1 millones en 1999. Luego baja, y sube, y baja y sube, y en el 2007, lo han adivinado: 2,1 millones de parados; a partir de ahí, para arriba, arriba, arriba.

En este segundo nivel, el problema de la economía española es el de que no puede ocupar a una parte mayoritaria de la población activa de que dispone, y eso teniendo en cuenta que su tasa de actividad es, por ejemplo, diez puntos menor que la de Dinamarca. (Y teniendo más en cuenta que la tasa de desempleo española es 9,3 puntos superior a la danesa).

Entre 1999 y el 2007, cuando “España fue bien”, cuando “España fue más que bien”, cuando “España fue un país de éxito”, cuando “la economía española jugaba en la Champions”, la población desempleada española se estabilizó en los dos millones, más o menos; cierto: con una tasa de actividad del 60%, con una tasa de temporalidad del 30%, con una tasa de fracaso escolar del 31% y plagada de mileuristas; pero era lo que había, y no había más.

La economía española, a partir de 1986 se fue “especializando” en hacer unas determinadas cosas y en hacerlas de una determinada manera, y eso, yendo las cosas bien, daba -“aba”: pasado-, para ocupar a una cantidad de población activa. Ahora todo va mal y va a ir mucho peor, y las cosas que España hace van a tener muy poca salida y el modo como España las hace va a ser bastante inviable.

Por eso el número de desempleadas/os en España va a crecer, mucho, mucho, y así se va a mantener alto, y ya dará igual cual sea la tasa de desempleo: independientemente de cuanta población activa haya en un país de 46 millones de habitantes, cinco millones de desempleados son cinco millones, máxime si ese país tiene las posibilidades que tiene España.

¿Cambiar el modelo productivo español?, ¿hacer otras cosas y hacerlas de otra manera?. Si, es posible; el truco está en que España se convierta en Dinamarca.

(Mercado de trabajo: simplemente el título de la noticia acojona: “Job-Market Collapse in U.S. May Have Been Most Severe Since World War II”: http://www.bloomberg.com/apps/news?pid=20601087&sid=aYEBGUXkqdls&refer=home).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.