La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

Septiembre - 2

Santiago Niño Becerra - Miercoles, 01 de Agosto

Continuación.

El sistema actual se está muriendo porque ya no es sostenible en su forma actual; la salida a esta situación es pensar en términos colectivos, y, de alguna manera, la tendencia actual hacia “el buen rollo”, hacia lo “políт­ticamente correcto”, con las que se pretende cubrir todas las relaciones institucionales y humanas va en esa dirección. Pero el problema radica en que el final de la estructura actual se producirá sin que una nueva estructura haya sido diseñada.

La crisis del 2010 será de caracteríт­sticas muy parecidas a la de 1929: fin de un modo de hacer las cosas, aunque, a diferencia de lo sucedido con esta, cuya llegada fue por sorpresa debido a que la sociedad de los años 20 vivíт­a totalmente centrada en el presente, la del 2010 se está viendo venir desde hace tiempo (otra cosa es que se diga), por lo que su impacto no será tan violento como la del 29; además, los restos del modelo de protección social mitigarán, en parte, sus consecuencias; no obstante, ese efecto mitigador será muy limitado debido a los progresivos recortes que en el modelo lleva tiempo forzando la propia evolución del sistema, recortes que se acrecentarán.

Hay algo que lleva tiempo anunciando el germen de unos nuevos elementos filosóficos. La Tercera Víт­a, con su constante referencia a la responsabilidad, a que las personas deben ser responsables, a que las personas deben actuar responsablemente, a que cada persona debe actuar con responsabilidad, está poniendo sobre la mesa la idea de que ya no hay nadie que, por encima de cada persona, vele a fin de corregir las desviaciones que se van produciendo; es decir, lo que la filosofíт­a que subyace en la Tercera Víт­a está anunciando es que “cada palo ha de aguantar su vela”.

A partir de Septiembre todo va a ser ya muy diferente. Rápidamente se irá imponiendo la idea de que las cosas no van tan bien como hasta ahora se está diciendo que van, pero, esa constatación será paulatina, lo que dará lugar a una cierta idea de “previsión” que se traducirá en la “imposición” de políт­ticas y de medidas concretas. Sin embargo, y a diferencia de la crisis de 1929 en la que la familia jugó un importante papel al brindar apoyo a los afectados, en esta nueva situación, ni este, ni ningún otro apoyo de semejante calibre estará presente, al contrario, en esta crisis, en la que viene, al ser el concepto de responsabilidad personal la estrella de la fiesta, los apoyos van a brillar por su ausencia; a lo sumo, aunque esto a nivel únicamente individual, cabe pensar en la instauración de una especie de subsidio de subsistencia que garantice la supervivencia a unos míт­nimos inaceptables para la ciudadaníт­a de los paíт­ses desarrollados, y a fin de que sus perceptoras/es se impliquen activamente en la búsqueda de alternativas, es decir, se responsabilicen de su propia existencia.

En Septiembre, inmediatamente a la vuelta de las vacaciones, un sentimiento de que las cosas no van como deberíт­an comenzará a asentarse en las mentes de la gente, lo que se irá traduciendo en la toma de una serie de decisiones de políт­tica económica manifestadas en actuaciones concretas tendentes a enderezar la situación, actuaciones que serán impuestas, no negociadas; decididas, no sugeridas.

La economíт­a mundial lleva años funcionando por inercia, con el piloto automático, en gran medida, programado con la filosofíт­a de “el mundo va bien”. Esto, lo que en el fondo significa, es que el sistema no está preparado para actuar en situaciones de riesgo, por ello, las medidas que se irán adoptando será un “ir a salto de mata”, sin un plan determinado, intentando salir del problema y creyendo, en un principio, que se trata de un mero revés coyuntural.

Mañana sigue.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economíт­a IQS. Universidad Ramon Llull.