La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

Un club, como ejemplo.

Santiago Niño Becerra - Miercoles, 28 de Abril

El proceso podría resumirse como sigue:ilustración

Un sujeto con posibles limitados tiene aspiraciones de entrar en un elitista club por lo que formaliza una solicitud de admisión.

El consejo de gobierno de ese club le pide papeles, informes, números, justificantes, y es sujeto se da cuenta de que no puede cumplimentar todas las formalidades por lo que maquilla algunas de ellas.

El consejo de gobierno, que no tiene ni un pelo de tonto porque, si no, sus miembros no ocuparían esos cargos, se dan perfecta cuenta de la triquiñuela, pero valora la situación.

Se reúne por vídeo conferencia con alguien que se halla en el piso 67 de una torre de oficinas de algún barrio de negocios de alguna gran ciudad y con otro alguien que se halla navegando en un yate por un mar local, y de esa reunión sale que, teniendo en cuenta las posibilidades que brinda dar como buenos esas formalidades, se opta por darles el OK.

Ese sujeto entra en el club, y durante varios años todo son sonrisas y parabienes hasta que un día se pone de manifiesto que los gastos del club superan a sus ingresos, la subsiguiente auditoría pone de manifiesto una serie de temas, entre ellos las maquillaciones del antiguo aspirante.

El consejo de gobierno del club llama a ese miembro al orden, y le obliga a presentar un plan para poner al día la información que debe presentar al club; el miembro presenta ese plan y solicita ayuda técnica para implementarlo, pero le dan largas porque lo cierto es que no solo ese miembro tenía problemas y recurrió al lifting en sus papeles.

Ese miembro problemático, primero, amenaza con incumplir el plan, luego amaga con acudir a la central del club y quejarse del trato recibido, después declara que tal vez no pueda hacer frente al plan aprobado, finalmente comunica que no podrá atender al plan.

¿Cuál es el problema de fondo?, que en puridad, ese miembro nunca debió haber sido admitido en ese club, y que los apoyos que recibió para incorporarse se dieron porque los miembros del consejo no formaban una piña, al contrario: abundaban las disensiones entre ellos, disensiones que alimentaban intereses particulares.

Cuando ese personaje fue admitido en el club se aceptaba, se admitía, que las cosas de la economía iban apreciablemente bien, por lo que los daños que el maquillaje de sus papeles ocasionaron fue muy limitado; luego, cuando el hecho se puso de manifiesto las cosas económicas llevaban tiempo mal, y los efectos fueron dañinos porque sembraron la desconfianza. Ahora todos los implicados están rezando para que pase el temporal y esos efectos se diluyan, pero las tendencias apuntan a que las cosas de los dineros se van a poner francamente mal, a la vez, ya hay voces que están diciendo que la situación en que se hallan otros miembros es delicada y compleja.

Y en eso está el club. ¿Se imaginan cuál puede ser el desenlace de esta historia?.

(Como ya saben hay lectoras/es que me envían escritos, comentarios, reflexiones. Hace un par de días, y en relación al Salón Inmobiliario Low Cost recientemente celebrado en Barcelona, un lector me remitió el texto que sigue:

“No sé en qué realidad vive el Sr. Lacalle, decir que el salón inmobiliario Low Cost ha sido un éxito pienso que es muy surrealista. La organización dice que el número de visitantes ha sido de 55.000 personas, el volumen de negocio de 35 millones de euros, 95 expositores, la mitad que la edición anterior.
Hagamos cuatro números. La mitad de los expositores del año anterior deben haberse ido al carajo con la crisis. El volumen de negocio es irrisorio, vamos a ver que dan de sí 35 millones de euros:  Es el valor de 80 pisos nuevos “normalitos”  en la ciudad de Barcelona,  o de 75 casitas unifamilares del cinturón industrial de Barcelona.  Seamos generosos, la mayoría de los 55.000 visitantes eran “parejitas”, 27.500 parejitas que han comprado entre todas ellas SOLO unas 80 viviendas, es decir que el porcentaje de compradores ha sido de un irrisorio 0,35 % de los visitantes. ¿donde estу  el éxito? sobran comentarios”.

Ni avalo los números que el texto muestra ni respaldo el análisis que el autor elabora, simplemente me quedo con lo que subyace en las líneas anteriores: la gente piensa, cada vez más, ¿quién lo dudaba?, y a quienes piensan es más difícil venderles lo que no es aunque pudiera parecer que pudiera serlo).

(El desempleo de España ya supera el 20% (estimo que ya llegamos al 24% contando el subempleo y los desanimados que han renunciado a buscar trabajo), y va a más: mantengo las previsiones de Enero: (22 Ѣ€” 23)% en el año en curso (dentro de unos días podrán Uds. leer aquí las últimas previsiones). ¿Qué sucede?, que España no tiene ancla de agarre: todo se está desmoronando y la economía española no puede sustituir subsectores en caída ni compensar producciones que desaparecen, por lo que la necesidad de factor trabajo declina. ¡Y eso que aún tenemos la presidencia de turno!).

(¿Grecia?, no nos equivoquemos: Grecia tan sólo es una muestra de lo que está pasando en la calle. Ya hay más grecias; y habrá más grecias).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.