BONOS CORPORATIVOS Y CANTOS DE SIRENA. PROCURE NO ACERCARSE A LA COSTA.
Moisés Romero - Viernes, 12 de Septiembre Ningún bono de alta rentabilidad se ha vendido desde julio en Europa ante la disminución del apetito por el riesgo (S&P, dixit).Las sirenas con sus cantos sedujeron al marinero. Ya saben que éste se acercó a la costa y su barco encalló en las rocas. Cantos de sirena en las leyendas épicas y en la realidad de los mercados. Los analistas más fríÑ‚Âos, esos que no han perdido la compostura y que se niegan a nadar en las aguas turbulentas de los rebotes técnicos, de los dientes de sierra, advierten a los inversores de los peligros que acechan a los mercados. En época de tipos de interés endebles y altas cifras de inflación, la tendencia natural del ahorrador es la de buscar buen acomodo a su dinero para evitar que éste pierda valor por el alza de los precios. La inflación se come parte del dinero efectivo, hace que pierda valor. Por eso, los agitadores e intermediarios financieros más avispados aprovechan la situación para poner sobre el tapete toda clase de bonos corporativos, con horizontes de rentabilidad muy por encima de los del interbancario y, también, de los de la inflación. El riesgo es grande para quien se sienta seducido, primero, y atrapado, después, por este sortilegio, porque la Historia demuestra que muchas de las empresas que exhiben ahora sus mejores intenciones de rentabilidad nunca podrán pagarlas. Una cosa es la intención y otra, la realidad.SíÑ‚Â, ningún bono de alta rentabilidad se ha vendido desde julio en Europa ante la disminución del apetito por el riesgo. La agencia de calificación S&P advierte de que el riesgo de impagos en deuda usada en operaciones de adquisición apalancadas está aumentado en Europa, debido a que las compañíÑ‚Âas están muy cerca de alcanzar cantidades record de dinero prestado. El ratio de efectivo que las compañíÑ‚Âas tienen disponible para cubrir sus obligaciones cayó en el primer trimestre a 2,2 veces la deuda desde 2,5 veces el año pasado, mientras que en 2003 esa cifra era de 4 veces, explican los analistas de S&P. Las compañíÑ‚Âas buyout (que realizan compras apalancadas) anunciaron 119.000 millones en compras este año en todo el mundo, una cuarta parte de los 403.000 millones que anunciaron en el mismo periodo de 2007.
Cuentan, también, los analistas de Moody’s que en los dos últimos años apenas se han dado impagos en empresas que tuvieran grado de inversión. Hasta aquíÑ‚Â todo normal. La Historia avala este fenómeno. Por ejemplo, entre 1941 y 1969 no hubo ni una sola suspensión de pagos en empresas que fuesen consideradas como solventes. Lo mismo sucedió entre 1992 y 1997. Hay momentos, no obstante, en que las cosas giran de forma estrepitosa. AsíÑ‚Â, en 2002, hubo 16 compañíÑ‚Âas, que estaban catalogadas como solventes, que sorprendieron a sus inversiones declarando suspensión de pagos.
¿Hay que ponerse a temblar? Por ahora, no. Pero conviene estar muy pendientes del baile, porque los expertos en bonos corporativos dicen que el ratio de suspensión de pagos de bonos de baja calidad crecerá de los míÑ‚Ânimos históricos de 2007 -inferiores al 1%- hasta cifras próximas al 4,6%, menos de la mitad de los impagos registrados en la crisis de 2001. Es el escenario más elemental que manejan las agencias de calificación. No obstante, la situación tiende a complicarse más. Los analistas de Moody’s han dicho que “si se materializase una recesión significativa en Estados Unidos, la morosidad alcanzaríÑ‚Âa niveles superiores al 10%, como ya ha ocurrido en crisis pasadas’.
En una posición muy similar se encuentran los especialistas de Standard & Poor’s, que señalan que “las tasas están en la fase inicial de ascenso desde una base de míÑ‚Ânimo histórico’. Es más, Standard & Poor’s ha identificado las emisiones de 114 empresas -ninguna de ellas española- cuyos bonos corren riesgo de caer en impago; el valor de la deuda comprometida asciende a 64.600 millones de dólares (41.960 millones de euros). Es lo que la agencia denomina como weakest links. El 82% son compañíÑ‚Âas localizadas en EE UU y el principal sector afectado es el medios de comunicación y ocio, con 20 emisores calificados de ‘altamente vulnerables’.
Los últimos datos disponibles señalan que el saldo vivo de la deuda de empresa de baja calidad, que no tiene que ver con la deuda de origen hipotecario, es en EE UU de un billón de dólares (unos 650.000 millones de euros). En los dos primeros meses del año ya se han producido 12 suspensiones de pagos entre las empresas supervisadas por S&P. El importe total es de 9.600 millones de dólares. En el conjunto de todo 2007, la morosidad afectó a los bonos de 22 compañíÑ‚Âas y el volumen fue de 8.100 millones. En el caso de Moody’s el resultado es que los impagos han afectado a 11 emisores entre enero y febrero, implicando deuda por valor de 8.600 millones, mientras que en el mismo periodo del ejercicio pasado hubo tres suspensiones y el volumen fue de unos 1.170 millones.
Este giro peligroso ha hecho que los ‘spreads’ que se están pagando en la deuda con grado especulativo aumenten rápidamente. AsíÑ‚Â, el porcentaje de tíÑ‚Âtulos de baja categoríÑ‚Âa con una prima -sobre los bonos del Tesoro- superior a los 1.000 puntos básicos (un 10%), lo que se conoce como distress ratio, pasó del 11,1% en enero al 16,9% en febrero; es el diferencial más elevado desde el año 2003.
Cantos de sirena y cambio en el ciclo, a peor, de los bonos corporativos.
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Moisés Romero
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