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Brasil

Santiago Niño Becerra - Martes, 08 de Junio A Brasil se le quiere poner de moda.ilustración Ya se empezó con el tema de los BRICs (¿han reparado que cada bric toca una punta del mundo?: "las cuatro esquinas"), pero Brasil es más "de los nuestros".

Sin embargo preocupan ciertas cosas que sobre Brasil, en este caso, se cuentan, se dicen. Por ejemplo, lo que dijo el Presidente Lula en Madrid el pasado día 19 de Mayo: “(...) en Brasil la televisión está haciendo auténtica apología del consumo. La televisión les dice a los brasileños “si usted no está comprando porque tiene miedo de que pueda perder su empleo, terminará perdiéndolo. Compre”, y tengo que decir que son las clases más bajas del país las que más han consumido”.

Brasil es una economía que tiene casi 200 millones de habitantes, un PIB pc estimado por la CIA para el 2009 de 10.200 dólares, y una tasa de pobreza del 26%: pobreza en términos brasileños, no suecos. A eso hay que añadir que el país cuenta una distribución de la renta que apenas ha variado en los últimos 65 años: su Índice de Gini es de 56,7 (USA: 43, España: 32, Suecia: 23; datos también de la CIA).

Su industria mayoritaria no es de alto valor, y sus exportaciones, en su gran mayoría son commodities. Se habla mucho de la gran producción de petróleo de Brasil, pero a día de la fecha Brasil tiene que importar más de 0,6 millones de barriles de crudo diarios. Exporta energía eléctrica, pero tiene que importar tanto gas como el que produce, y necesita la inversión extranjera: 318 miles de millones hay actualmente en el país (misma fuente anterior). Y ahí, en su estructura económica radica el problema de Brasil.

Pienso que una ojeada a las cuentas básicas de Brasil puede mostrar una realidad diferente a la que indican los discursos oficiales. (Para lo que sigue me he basado en Cuentas Nacionales Trimestrales publicadas por el Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística (http://www.ibge.gov.br/home/estatistica/indicadores/pib/defaultcnt.shtm). Lo que muestran esas cifras es una economía en la que, en el año 2009, el consumo privado representó el 62,6% del PIB (60,3% en el 2008), la Inversión el 16,7% (18,7% en el 2008, 17,4% en el 2007, 16,4% en el 2006) y las Exportaciones el 11,3% (13,8% en el 2008).

Una economía en la que, en el año 2009, el Sector Agrario contribuyó con el 6,1% al PIB (5,9% en el 2008), el Sector Industria con el 25,4% (27,3% en el 2008), y el Sector Servicios con el 68,5% (66,7% en el 2008). Y más en detalle, en la Industria el 15,5% corresponde a la Transformación y el 5,1% a la Construcción; en los Servicios, el 11,9% lo aporta el Comercio, el 7,3% la Intermediación Financiera y el 16,7% la Administración Pública.

La combinación de una elevada población en las zonas habitables, de una alta tasa de pobreza, de una muy desigual distribución de la renta y, como consecuencia de ello, de una muy limitada movilidad social, y de una dependencia exterior exacerbada: Brasil depende de que los demás adquieran sus commodities y de la inversión exterior, hace de la brasileña, pienso, una economía débil. Por ello no llego a entender las palabras del Presidente Lula: ¿crecer a base de crédito?, ¿querer recorrer un camino semejante al recorrido por otras economías, un camino cuyo final es conocido?.

El presidente incita al consumo a fin de preservar los empleos, pero, ¿qué sucederá con esos empleos cuando se agote la capacidad de endeudamiento de esas personas ahora ocupadas?. Incitar al consumo para crecer, para que crezca un entorno de 200 millones de personas. Incitar al consumo cuando la salida se halla en la productividad, en la eficiencia y en la optimización. En base a un nuevo modelo sistémico su nivel demográfico es, pienso, un problema, no un activo positivo: ¿cuántas de las actividades generadoras del PIB brasileño son susceptibles de ser automatizadas a fin de optimizar sus procesos productivos prescindiendo de parte de esa población que debe, casi como un objetivo patriótico, incrementar su consumo?.

Algo bueno que tiene Brasil: su deuda externa tan sólo representaba el 18,2% de su PIB a 31.12.2009, pero su deuda total es peligrosamente no-alta: 142%: Estado 66%, Familias 30%, Empresas 13%, Entidades Financieras 33% (McKinsey Global Institute), lo que da mucho, mucho margen para aumentar y basar “el crecimiento” en el endeudamiento, ¿verdad?, entre otras cosas porque parece que, con esos números, aún falta mucho para un desastre.

Si: la Historia suele repetirse, casi siempre los pasajes peores.

(Hungría no es Brasil, pero ... Hungría: un día está a punto de quebrar, al siguiente lo que se dijo fue una exageración. Han estado engañando a los expertos del FMI, de la CE, a todo el mundo; ¿Uds. se lo creen?. Primero fue Grecia, ahora Hungría, ¿quién vendrá después?. Pienso que la cosa es mucho más simple: Hungría -y otras economías semejantes- salieron del modelo planificado vírgenes y hambrientas de consumo, es decir, ideales para ser fuentes de negocio; y lo han sido; cuando la cosa ya no ha dado más de sí, adiós. ¡Exactamente!, como El Tigre Celta, pero en el Este).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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