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Cuento de Verano

Santiago Niño Becerra - Miercoles, 27 de Mayo Si existen los cuentos de Navidad, ¿por qué no pueden existir los de Verano?. Hace unos días una persona me remitió un texto que dos días después estaba circulando a toda pastilla por la Red: la historia del turista ruso y el billete de 100 dólares. Es un cuento, y es falso, claro, pero sirve para caricaturizar en lo que ha derivado "lo financiero"

Cuentos de Verano. Me lo contó hace unos días alguien que conoce muy bien la empresa en la que ha sucedido. Una compañía multinacional muy multinacional, llega a la conclusión de que ha de proceder al cierre de varias de las secciones de una de sus plantas sita en un país europeo. Reúne a los representantes de los trabajadores y les dice lo siguiente:

“Las circunstancias económicas han forzado a que la dirección central haya llegado a la conclusión de que deben cerrarse las secciones X, Y y Z de esta planta; el problema es que no se dispone de los fondos necesarios para afrontar las indemnizaciones por despido que proceden. Lo que se propone a los trabajadores, a fin de liberar fondos para pagar las indemnizaciones de los trabajadores de los que va a prescindirse, es que acepten la congelación de los salarios hasta que la situación económica internacional mejore, a cambio la empresa reconocerá como acreedores a los trabajadores que permanezcan en plantilla por los importes mensuales congelados en relación al aumento pactado por el convenio del sector, importe que percibirán cuando se produzca la mejora de la situación internacional”.

¿A que imaginan lo que los trabajadores respondieron?.

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Cuentos de Verano. En mi libro, “El crash del 2010”, digo que muy posiblemente puedan llegar a producirse manipulaciones informativas, apaños numéricos; Greenspan fue uno de los primeros en dudar de los números oficiales, luego han sido otros, hoy no pasa ni una hora sin que veladamente se hagan comentarios en relación a la fiabilidad de unas cifras que no acaban de casar con la realidad: la calle dice una cosa y los números otra.

La OCDE ha dicho que no va a empeorar las cifras correspondientes a España en el informe que publicará el día de San Juan, lo pregunto: ¿porque piensa que no van a ir a peor o porque es conveniente que se piense que no van a peor?. Los jóvenes cada vez pasan más de los políticos: lo veo cada día: piensan que ni aportan ideas que ayuden a la solución de sus problemas, ni ven que puedan hacer nada por mejorar sus expectativas de futuro, ni les hacen caso, ni nada de nada. Y esos jóvenes son los que dicen que para seguir manteniendo la ficción de algo que va a acabar estallando, que estalle ya, máxime si ese mantenimiento lo van a tener que pagar ellos mañana. No me negarán que tiene lógica.

Las cifras, si. British Airways decidió recortar el 3,4% su oferta de vuelos en el primer trimestre del año en curso, con todas sus consecuencias derivadas, claro; reducción bastante consecuente teniendo en cuenta como ha estado discurriendo la economía internacional durante estos meses; sin embargo lo que no casa con los “Rayos de Esperanza” y los “Brotes Verdes” son los planes de la aerolínea británica para el primer trimestre del 2010: recortar su oferta un 4,0% adicional. ¡Caramba!, ¿no va a comenzar la recuperación a finales del año?. El dato del recorte cobra especial importancia teniendo en cuenta lo que se mueve en una línea aérea: profesionales, turistas y mercancías de alto valor añadido. Para meditar.

Cuentos de Verano. La Señora Ministra de Economía en una entrevista con un medio alemán dice que en la construcción, en España, se han cometido excesos pero que la construcción “ha aportado un mayor bienestar a gran parte de la población” (El País 23.05.2009, Pág. 23). ¡Vaya! Entonces ese mayor bienestar al que ha tenido acceso una gran parte de la población española, ¿puede deberse a los excesos habidos en la construcción?; entonces, acabados los excesos, ¿finalizará el plus de bienestar?. ¿Estaba avisando de algo la Señora Salgado?.

Cuentos de Verano. Ayer, en clase, una alumna dijo que sabía propietarios de tiendas y de empresas que habían reducido su nivel de consumo en base al siguiente razonamiento: “Si yo estoy facturando menos y ganando menos, no voy a comprar esto o aquello porque, entonces, tal tienda o tal empresa ganará más”. No se fijen en el razonamiento, atiendan a las consecuencias, ¿se imaginan que algo así fuese a más?. (¿Confianza que merece esta alumna?, total).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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