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¿De qué se quejan?

Santiago Niño Becerra - Lunes, 11 de Octubre La reunión del FMI del pasado finde: la constatación de que nada se va a hacer porque nada toca, aún, hacer ya que las cosas no han llegado, aún, donde tenían que llegar para que se acepte hacer lo que se debería hacer. Luego, en el 2025, o así, alguien dirá:ilustración "Pero, ¿cómo fueron tan burros de no hacer esto y aquello?"; nadie habrá sido burro: la fruta cae del árbol cuando está madura: en Economía -en todo- las cosas suceden cuando la evolución llega a un punto óptimo para que sucedan, y si se fuerza, caca.

Y se quejan: unos, de que unas divisas se hallan subvaloradas; otros, de que las suyas están sobrevaloradas; aquellos, de que sobre sus monedas se especula. No se dan cuenta -si se dan, pero admitirlo significaría asumir su fracaso, lo que no sería cierto: ¿qué alternativas había?- de que esta “guerra de las divisas” no es más que una manifestación de la “inestabilidad financiera” que se ha instalado en el sistema y que, a su vez, ésta es consecuencia de la evolución del modo como se han estado haciendo las cosas: lo que sucede es el efecto de que “el mundo fuese bien”, pero el mundo fue bien porque las cosas se hicieron como se hicieron; insisto: si no se hubiesen hecho como se hicieron el mundo no hubiese ido bien. ¿Terrible?, bueno, es lo que había: en 1991 el modelo estaba agotado.

¡Es la guerra!. ¡La guerra de las divisas!, pero, ¿quién se extraña?, y ¿de qué?. En la situación en que se halla la economía mundial, en la situación en la que se halla cada país / área económica, lo lógico es que se haya recurrido a esta herramienta.

Manipular la propia moneda es lo más rápido, lo memos traumático (para quien lo hace) a fin de obtener una ventaja competitiva, también es la más barata para conseguir un tiempo extra (aunque es un tiempo virtual, pero bueno), y no hay que hacer nada especialmente complicado, y no tiene efectos inciertos a largo plazo como si tendría meterse en un proceso para mejorar la productividad, proceso que tendría consecuencias feas: subiría el desempleo. Devaluar la devisa es efectivo, y existe abundante bibliografía al respecto, y experiencias previas, también en crisis sistémicas: eso se hizo en la Gran Depresión; el problema es que no arregla nada: solo vale para llegar a mañana, que es de lo que ahora se trata.

El FMI sabe que esta estrategia es el preludio del derrumbe (a cámara bastante lenta pero derrumbe al fin y al cabo), como también sabe que no puede hacer nada al respecto: a pesar de ser el F Monetario I. Si pretendiese imponer algo a quienes manipulan su divisa le mandarían a la porra, eso es parte de su cambio de perspectiva (de “perspectiva”, no de “paradigma”: ojo a la diferencia): salvar las formas, pienso: ¿había posibilidades de salir? (no, no las había) pero como los países hacen el indio con sus monedas, esas posibilidades (que no existían) han desaparecido (no, no es un contrasentido). Ya, es al revés: se hacen cosas raras con las monedas porque no hay otras posibilidades posibles, pero en fin, el razonamiento cuela.

¡Vaya, alguien que, pienso, de verdad toca!: el Sr. Guido Mantega, Ministro de Finanzas de Brasil; “La cooperación es la solución; la solución nunca puede ser nacional cuando hay tensiones como esta” (El País 10.10.2010, Pág. 23). Es lo que siempre han estado leyendo aquí, pero nadie va a hacer caso al Ministro de Brasil: aún no ha llegado el momento de alcanzar esa fase, primero cada uno ha de ir a la suya creyendo que así va a salvar sus trastos; falso, pero nadie tiene la culpa, y la Gran Depresión queda muy lejos, y somos humanos: animales que tropezamos en piedras parecidas una y otra vez.

Otro que también, pienso atina: el Director Gerente del FMI: M. Dominique Strauss-Khan: “El problema no son las monedas, sino los desequilibrios”: ¡claro!: esta es una crisis sistémica en la que lo que estamos viendo no son más que manifestaciones del agotamiento del modelo: parece absurdo, ¿verdad?: los países (desarrollados) se pasan los años reclamando libertad de acción, y ahora se ponen a manipular sus divisas para obtener unas ventajas; ¿hace falta alguna prueba más de que el modelo en curso se ha agotado?.

¿De qué se quejan?: otra vez: ahora se echan la culpa unos a otros, pero eso de lo que ahora reniegan es consecuencia de lo que utilizaron para proclamar que sus economías “iban bien”: aquello ha traído esto: esto es consecuencia de aquello, y es inarreglable: tomen un papel, dóblenlo y reafirmen el doblez pasando por él dos dedos unidos, luego extiendan el papel: sin utilizar métodos especiales, es absolutamente imposible eliminar el pliegue porque las fibras del papel han quedado alteradas, con la evolución económica habida en estos años pasados ha sucedido lo mismo; por ello la solución está en “lo nuevo”, en implementar un nuevo modelo en el que la cooperación, por ejemplo, sea algo elemental y obvio, pero para llegar hasta ahí el actual modelo debe deshacerse, y eso tiene consecuencias.

(Continuando con los tinos, alguien que, pienso, no atinó en esa reunión del FMI fue la Ministra de Economía del reino. La Sra. Elena Salgado dijo que España no tiene un Plan B porque no le hace falta ya que le va a funcionar el A ... porque España va a crecer el 1,3% en el 2011. Su argumento es que el Gobierno siempre ha acertado en sus previsiones. ¡Vaya, pues no lo veo!. El Gobierno previó, en Octubre del 2009, para elaborar los presupuestos del 2010, que el PIB de España crecería el -0,3% en el 2010 e infirió que en el 2011 crecería el 1,8%, además dijo que el déficit sería del 8,1% en el 2010 y el 5,2% en el 2011; a pesar de ello a lo largo del 2010 se han ido tomado un montón de medidas de choque, y las que quedan; pero el principal partido de la oposición, nada de nada a este respecto.

Tiene razón la Sra. Salgado: “España no es Argentina” (Misma fuente), pero la Sra. Ministra juega con dados cargados: quienes hemos dicho que en España se van a producir intervenciones de entidades financieras (aquí y en todas partes: es uno de los ingredientes para liquidar los desequilibrios anteriores) nunca hemos dicho que España fuese Argentina: nunca en España habrá un corralito porque España no tiene ningún problema con su tipo de cambio, ni se halla dolarizada su economía (aunque sí euroizada) pero tiene problemas inmensos de deuda en su sistema financiero: lo que deben las entidades financieras del reino y lo que a ellas les deben. No, no será un corralito, pero se le parecerá mucho).

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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