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LOS NIVELES DE DEUDA PÚBLICA ACONGOJAN. PERO TODOS CREEN EN EL MILAGRO

Santiago Niño Becerra - Sabado, 18 de Julio ilustraciónUna realidad : la deuda, siempre la deuda. "La de USA", dice el del fondo; no, en este caso la de Francia. La deuda pública de la República (Estado, Seguridad Social y Entes locales) se ha colocado en el 72,9% del PIB; y las previsiones según l"Institut National de la Statistique et des Études Éconimiques, el Insee, espeluznan (http://www.insee.fr/fr/indicateurs/indic_conj/donnees/doc_idconj_40.pdf): 77% a fines del 2009, 83% en el 2010, 86% en el 2011 y 88% en el 2012; ¡en Francia!, ¿se imaginan lo que se puede intentar hacer aquí con la deuda pública?. (Recuerdo que el límite del Tratado de Maastricht está fijado en el 60%). Eso referente a la República Francesa, en otros países tres cuartos de lo mismo; lo que ya hemos comentado otras veces: ¿va a haber pasta para comprar toda esa deuda?, ¿va a interesar comprar toda esa deuda?, ¿qué va a acabar valiendo toda esa deuda?, ¿es sostenible en el tiempo una situación como esa?. Acongojante, ¿a qué sí?.

Más. Automóviles. (”¿No estábamos con la deuda?” pregunta el del fondo?: ¿hay diferencia?: ¿a cuantas personas físicas o jurídicas conocen Uds. que hayan adquirido un vehículo y lo hayan pagado a tocateja?). En Junio han subido las compras de automóviles por parte de los particulares. Aquí, dice todo el mundo, han influido poderosamente las ayudas del Estado. Sí, seguro, pero pienso que cabe otra lectura más amplia.

La gente, la población, las posibles compradoras y los posibles compradores de un automóvil, muchas de ellas y muchos de ellos continuaban pensando, en Junio, que EL milagro era posible y que las ayudas a la compra de un automóvil eran un signo, una manifestación, un atípico, de ese milagro, sobre todo porque deseaban adquirir un automóvil o cambiarse de automóvil, del mismo modo que deseaban la llegada de EL milagro.

Si se parten de la base que gran parte de los automóviles que se están vendiendo eran parte de un stock monstruoso ya fabricado, si calculan el porcentaje que las ayudas representan sobre el costo total de un automóvil (incluyendo los gastos de mantenimiento y fiscales posteriores a la compra, claro), las ayudas representan más un argumento psicológico y un lubricante a la espera de EL milagro que otra cosa. Y a la que el efecto anfeta-ayuda al automóvil desaparezca, a la que el Plan E decline, y cuando tras el Verano el desempleo comience a aumentar, adiós: se acabaron las ventas de automóviles.

Más aún: la que no se ve. Cada vez se está vinculando más percepción de subsidio de desempleo con formación de la/del perceptora/or durante el tiempo de la percepción. Conceptualmente está bien, pero ... pero, ¿se ha testeado la efectividad de un gasto que, en ocasiones, puede dar lugar a una deuda?.

El subsidio de desempleo tal y como hoy lo conocemos se pone en marcha (en Europa) tras la II Guerra Mundial como una de las patas del modelo de protección social. Durante los 50, los 60 y parte de los 70, en la inmensa mayoría de los casos su percepción duraba escasísimas semanas debido a que la demanda de trabajo no cesaba de crecer, por lo que la función del subsidio de desempleo era la cobertura del tránsito -brevísimo- de una ocupación a otra; eso era antes, ahora ...

Ahora en muchos casos, en muchísimos mañana, el subsidio de desempleo se ha convertido -se convertirá- en lo que su nombre indica: una percepción reducida, durante un tiempo largo o muy largo, puede que permanente, a un colectivo muchos de cuyos miembros no van a volver a ser empleados porque han dejado de ser / van a dejar de ser necesarios; ¿por tener una formación inadecuada?, en ciertos casos, sí, pero en muchos -cada vez más mañana-, la desocupación vendrá dada por la innecesariedad de ese factor trabajo que ha quedado desocupado.

¿Vincular el subsidio de desempleo a la participación en un o en unos programas formativos?, ¿gastar fondos públicos en formación?; puede que sí, pero no lo veo, al menos no veo que esa política corresponda a un plan estructurado, y tampoco veo análisis de resultados, es decir: aumento de la ocupación en los colectivos formados durante su desempleo en actividades en las que hayan recibido formación, en relación a colectivos que no hayan recibido formación. Supongo que existirán esos datos, pero no los conozco.

Más aún. El ahorro familiar está aumentando en el reino, vale, sí, pero me gustaría ver su evolución por niveles de renta; bueno, eso es otra historia, quedémonos con que el ahorro está aumentando. Dicen que es bueno que eso suceda pero mala la causa por la que sucede: está bajando el consumo, y el consumo genera PIB y el ahorro nos dicen que no. ¿Seguro que el consumo está descendiendo porque el ahorro está aumentando?, ¿no será que el consumo está decreciendo porque las familias están empezando a ser conscientes de que, a) tienen un nivel de deuda desmesurado en relación a sus expectativas de empleo y b) sus expectativas de ingresos tienden a la baja.

Si eso es así, ese ahorro, más que abstinencia de consumo debería ser entendido como previsión de futuras necesidades que, tal vez, no podrán ser cubiertas con los ingresos típicos; lo que estaría indicando una profunda concienciación por parte de la población de que la dinámica de deuda en la que ha estado inmersa en estos pasados años no tiene continuidad (con el impacto que ello tiene sobre el PIB español).

Deuda: de una u otra manera, todo lo es.

(¿Recuerdan aquella película de título “El síndrome de China” (James Bridges, 1978)?, el argumento era interesante, y simple, aunque técnicamente falso: si se produce la fusión de un reactor nuclear debida a una pérdida de refrigerante, la masa caliente del reactor perforará el terreno -la masa de la Tierra- saliendo por las antípodas; el título del film venía a cuento de que el peligro de fusión se refería a un reactor situado en USA y China esté en sus antípodas. Bien. Ahora nos están vendiendo otra especie de síndrome de China pero al revés: un crecimiento (ojo al artículo) que se está produciendo en China va a crear una ola positiva que afectará a todo el planeta de forma que volver a lo de antes deje de ser un sueño. Como en Filosofía: niego la mayor.

Ese crecimiento que se está produciendo en China es debido a un Plan Ch que está construyendo obra pública a mansalva, y a los créditos que, a mansalva, están concediendo las entidades financieras; un efecto anfetamina, sí, pero con varios hándicaps: la salud de los créditos concedidos anteriormente, la salud financiera de incontables empresas chinas, la burocracia tradicional, la artificialidad de gran número de empresas públicas que llevan décadas viviendo asistidas, la “especial mecánica de la Administración estatal”.

Pienso que China va a durar lo que duren los efectos del Plan Ch, lo que la propaganda oficial sea capaz de estirar la cuerda, y lo que a las instituciones internacionales les interese mantener la ilusión, luego ...).

(El que fuera Gobernador de la Reserva Federal de St. Louis entre 1996 y el 2002, Laurence Meyer, en una entrevista concedida ayer a Bloomberg radio, dijo que USA no volvería al ““Full” employment”, es decir, a tener una tasa de desempleo del 5%, hasta el 2015. (http://www.bloomberg.com/apps/news?pid=20601087&sid=a6.nPBubFgDo). A eso habría que añadir (eso no lo dijo Mr. Meyer) una tasa de subempleo del (3 Ѣ€” 5)%. Pienso que será mucho peor que eso, pero tan sólo quedándonos con eso, les suena, ¿verdad?. Relean esa parte de mi libro).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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