La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

PIB

Santiago Niño Becerra - Jueves, 22 de Abril Pienso que hemos llegado a un punto en el que debería modificarse la forma en que el PIB es calculado. ilustraciónEl PIB lleva implícito el principio de "llegar al máximo", y está bien porque ha sido en las décadas pasadas (sobre todo entre mediados de los 50 y mediados de los 70) cuando el PIB ha aumentado con más furia: el PIB iba a más, porque la producción y el consumo iban a más y, por ello, el PIB crecía. Pero hace ya un par de años que esto no es así. Veamos.

En los últimos años se han construido en el reino edificios y naves industriales a mansalva, edificios y naves industriales que están acabados pero que no se venden ni se alquilan, es decir, que no se utilizan absolutamente para nada. (Y eso sin considerar al montón de esqueletos de construcciones a medio terminar que jalonan calles y carreteras).

La construcción de esos edificios (centrémonos en los acabados) generó PIB: se adquirieron materiales, se contrataron trabajadores, se requirieron los servicios de asesorías, de ingenierías, de empresas de transporte, se necesitó organización logística, ... Suponemos que esos materiales fueron pagados, esos trabajadores remunerados y esas empresas resarcidas, por lo que los proveedores pagaron, a su vez, sus facturas y los profesionales de toda índole consumieron y gastaron, y hasta puede que ahorrasen e invirtiesen. Y los edificios, urbanizaciones y naves que levantaron se quedaron esperando; se quedaron esperando, ¿qué?.

Esos edificios residenciales, esas naves industriales no están cumpliendo la función para la que fueron construidos, de hecho no están cumpliendo ninguna función. Esas naves industriales fueron levantadas para generar PIB, los bloques de viviendas, las urbanizaciones, lo fueron para alojar a las familias que tenían que generarlo, los edificios de oficinas para albergar las sedes o las sucursales de las compañías que lo generaban. Nada de eso está sucediendo.

Se ha producido una “rotura en la cadena de PIB”: esos edificios no están cumpliendo el fin para el que fueron construidos. Cierto es que son PIB en si mismos, pero su intencionalidad ha quedado truncada: no pueden cumplir la finalidad para la que fueron levantados: generar o contribuir a generar más PIB.

Ya, ya, son stocks, parte de un stock, pero eso no es suficiente, y no sólo porque se deprecien, que lo hacen; pienso que si no cumplen la función para la que fueron construidos no son nada ya que no fueron concebidos como monumentos. Evidentemente, con las llamadas obras públicas sucede lo mismo: hasta que por una vía férrea no circulen ferrocarriles cargados de mercancías y transportando personas, esa vía férrea no será más que una escultura vacía de contenido, fuera de contexto y su construcción un bodrio consumidor de unos recursos que nadie utiliza.

En una ciudad, un edificio a medio hacer y rodeado por una valla o, en el campo, accesible a todo por el que por sus alrededores transite, una nave industrial terminada, un bloque concluido aunque vacío, una infraestructura inacabada. Algo sucede cuando eso pasa; algo se ha roto, algo no se ha concluido. Es una señal de que algo no ha funcionado, de que algo se ha agotado.

Y, ¿saben lo que me da auténtico miedo?, pues que cuando de verdad entremos en la crisis empiecen a dejarse sin concluir obras grandes, obras públicas; que se dejen abandonadas -“finalización pospuesta”- obras que puedan llegar a representar problemas de movilidad, a modo de costuras y cicatrices abiertas.

(Afortunadamente para mi en lacartadelabolsa me lee gente muy diversa. Me consta que me leen expertos, lo que me satisface, pero también me consta que me leen personas que no lo son, y también me satisface. Hace unos días recibí un mail escrito por una persona perteneciente al segundo grupo; este:

“¿Por qué no volver a la peseta en España?. Aunque el comercio con el exterior cayese y la peseta fuese una moneda quizás no tan fiable, a corto plazo, como las cosas serían más baratas aquí todo mejoraría a nivel español, ¿no? luego ya a medio o largo plazo nuestra economía iría remontando y todo mejoraría.

Lo digo porque el otro día fui a un bar con unos amigos y un par de bebidas y unas croquetas nos costaron casi 10 euros. ¡Con la peseta esto no pasaría! por eso si volviésemos a las pelas todo sería mas barato, mas consumo… bueno eso sí, las importaciones serían mucho mas caras”.

No importa la veracidad, o no, del razonamiento, lo importante es lo que la población palpa: lo que ve el pueblo; y el pueblo ve que cada vez le dan menos de si diez euros; y eso que “los precios están bajando lo que mejora el poder adquisitivo”, que si no ...).

Mañana, 23 de Abril será el Día del Libro. Para aquellas/os de Uds. que lo deseen estaré firmando ejemplares de “El crash del 2010” en los lugares que detallo a continuación:

- De 11:00 a 12:00 en El Corte Inglés, Diagonal, en alguna de las mesas que para la ocasión instalará en la calle.
- De 12:00 a 13:00 en las mesas de la Librería Abacus situadas en Calle Numancia, delante del edificio La Illa.
- De 16:00 a 17:00 en la Librería Catalonia, en Plaza de Cataluña, con seguridad delante de la librería, en Ronda de San Pedro, aunque, tal vez, sitúe sus mesas en el Paseo de Gracia, a 50 metros de la librería como mucho.
- De 17:00 a 18:00 en la librería de El Corte Inglés de Plaza de Cataluña, sita en la Puerta del Ángel.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




[Volver]