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Piedra filosofal

Santiago Niño Becerra - Jueves, 10 de Septiembre Cada época tiene su "piedra filosofal". Abandonada ya la idea de un sistema que de forma simple y casi automática convirtiese cualquier mineral en oro (en las Edades Medias ignoraban que si la oferta de algo crece su valor se hunde, lo que no es criticable ya que aquellas gentes tenían que pasar con poco, muy poco y nunca había excedentes de nada; por cierto, ya que estamos por esas épocas, ¿saben por qué durante los tiempos de vigencia del Sistema Feudal el crecimiento económico fue prácticamente nulo?, pues por dos motivos: ilustración1) se aceptaba que el propietario de la tierra, el factor económico esencial, era Dios, y los hombres, a través de la autorización real -el rey era el receptor del poder de Dios en la Tierra, de ahí que su poder fuese absoluto (aunque necesitado de la bendición de la Iglesia)- sólo podían utilizarla, y 2) por que en el Sistema Feudal no se daban ni acumulación, ni beneficio), se pasó a otras cosas.

En España, en la década de 1960, la piedra filosofal que iba a poner en órbita a la economía española fue la industria. España se industrializó y de aquellas fábricas proceden los EREs actuales; ahora la piedra filosofal que hoy se quiere construir / descubrir para poner en órbita la economía del reino es la reforma laboral.

Finalmente se está llegando a la conclusión de que el problema de España reside en el empleo: ocupación baja da lugar a consumo reducido, lo que lleva a niveles de producción pequeños, por lo que, se piensa -aunque no creo que se piense: sólo se dice porque no hay más argumentos-, si la ocupación aumenta retomaremos el crecimiento. El paso siguiente: una reforma laboral es imprescindible para que la ocupación crezca; ¿qué reforma laboral?, pues una que facilite el despido, que abarate costes laborales y que simplifique trámites administrativos. Con eso se llegará al tercer nivel: el cambio de modelo productivo: una vez implantada la reforma laboral, el modelo productivo comenzará a cambiar hasta que sea sustituido por otro nuevo. Y ¡hala!, a bombardear con la idea a diestro y siniestro.

Como en filosofía: niego la mayor. El nivel de demanda de trabajo de una economía depende de múltiples factores, entre ellos del valor de los bienes y servicios que esa economía produce: en España la demanda de trabajo ha sido muy elevada en estos últimos años porque se han fabricado viviendas a mansalva: un bien que es ultraintensivo en factor trabajo (de momento: ya hay robots que construyen edificios).

En estos años pasados, la demanda de trabajo ha demandado trabajo porque lo necesitaba, y le importaba un rábano lo complejo de la sistemática administrativa y el nivel de los costes laborales: la demanda de trabajo quería factor trabajo porque cuantos más pisos fabricase y más automóviles ensamblase y más metros de cerveza vendiese en los chiringuitos playeros su beneficio sería mayor. Resumen: cuando “España ha ido bien” nadie, na-die, pedía una reforma laboral y poquísimas/os decíamos que el modelo productivo español estaba agotado desde hacía décadas.

Ahora, es ahora cuando se dice que España debe cambiar su modelo productivo, y para eso es esencial una reforma laboral que creará empleo, generará consumo, pondrá en marcha instalaciones paradas, y hará aumentar el PIB. Lo dicho: niego la mayor.

Desde hace dos décadas, pero sobre todo desde hace una, lo que está marcando la diferencia entre una economía comme il faut y otra que no lo es, es la productividad; pero como hasta ahora todos los países han podido circular por la misma calle (bien es cierto que algunos calzados con zapatos adquiridos en Old Bond Street y otros con zapatos comprados en un mercadillo callejero) las diferencias no se han hecho demasiado patentes (si no, ¿cómo hubiera sido posible que un presidente del Gobierno del Reino de España dijese que “España iba bien” y que otro dijese que “La economía española jugaba en la Champions League” sabiendo todo el mundo que España generaba su PIB fabricando pisos, exportando coches de bajo valor, vendiendo metros de cerveza en chiringuitos de playa y endeudándose todo el mundo hasta las pestañas?).

Pero eso se ha acabado, ahora se va a empezar a mirar que lleva la gente en sus pies, y a quienes vayan calzados con zapatos de mercadillo no les van a dejar pasear por las promenades de la Avenue Foch, no por nada, sino porque el pavimento de esa calle parisina será de un tipo que erosionará indefectible e irreparablemente las suelas de los zapatos que no sean de auténtica calidad. Es decir, a partir de ya la productividad va a ser lo único que va a marcar la diferencia entre el ser y el no ser económico planetario; y la productividad de la economía española es bajísima, ridícula.

Porque la economía española está especializada en fabricar pisos, en exportar coches de bajo valor, en vender metros de cerveza en chiringuitos de playa y en que se endeude todo el mundo hasta las pestañas fabrica; porque las empresas españolas no invierten lo necesario para mejorar ni eso que fabrican ni en fabricarlo mejor y más eficientemente porque no ha sido necesario; porque la cualificación de gran parte de la población activa española es insuficiente y no consecuente con ese modelo productivo ni con cualquier otro deseable, y quienes sí la tienen están, en muchos casos, subempleadas/os o se han largado a otro lugar.

La economía española ha estado ofreciendo pisos, coches de bajo valor, metros de cerveza en chiringuitos de playa y endeudamiento a troche y moche, y ahora, el sistema, está demandando otras cosas hechas de otra manera; pero, y ahí radica el gran drama, la oferta de trabajo española tiene el volumen que tiene, y la única forma que sea ocupada es fabricando pisos, exportando coches de bajo valor, vendiendo metros de cerveza en chiringuitos de playa y siempre y cuando todo el mundo se endeude hasta las pestañas, y cuando, además, suceda de forma que se emplee a mucha gente para hacer eso, sino, no se ocupa.

¿Cómo se cuadra ese círculo?, no se puede: hace mucho se demostró que es imposible convertir un círculo en un cuadrado, la culpa es de π; sin embargo ahora se nos dice que la solución al problema que tiene la economía española, la piedra filosofal que solucionará todo es la reforma laboral.

Pues yo pienso que no.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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