La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

Pinceladas Ѣ€“ 2

Santiago Niño Becerra - Jueves, 12 de Febrero 74 Ѣ€" Es un tema recurrente: esas desalmadas altas direcciones que se adjudicaban remuneraciones escandalosas; un tema recurrente, pero ahora más, y centrado en las entidades financieras que están recibiendo ayudas públicas. ¿Saben que opino de esas acusaciones provengan de donde provengan?, pues que son pura hipocresía.

ilustraciónCuando “el mundo iba bien”, esas personas con remuneraciones estratosféricas eran admiradas y envidiadas, y quienes osaban criticar la astronómica diferencia que existía entre sus emolumentos y los salarios del resto de los mortales eran tildadas/os de envidiosas/os o, cuanto menos, de idealistas. Ahora, sin embargo, lo fácil es tirar contra el pianista.

Si tan horrorosas parecen algunas remuneraciones, si tan disparatadas les parecen a algunos espíritus sensibles del Gobierno o de la política, ¿por qué, en su momento, no encabezaron movimientos solicitando un tratamiento fiscal diferenciado para ese tipo de pagas?. El actual presidente USA ha llegado a calificar de “faltos de vergу¼enza” a directivas y directivos que se han repartido abultados bonus dotados con dinero público; bien, yo preguntaría a Mr. Obama cuántas iniciativas encabezó cuando era senador para frenar por la vía fiscal aquellas exageraciones que, por cierto, no son más que las mismas que ahora desatan pasiones; además, cuando tales ayudas fueron concedidas, ¿se puso en negro sobre blanco y se estableció con lenguaje jurídico la prohibición de que esas ayudas no pudieran ser utilizadas para nutrir la remuneración de las directivas de las empresas ayudadas o sostenidas?. Criticar los abusos no es difícil, lo complicado es hacerlo exigiendo la puesta en marcha de los medios para que tales abusos no vuelvan a producirse: las palabras se las lleva el viento, pero la tinta permanece en el papel.

75 Ѣ€” Preguntas, preguntas. Recientemente se ha realizado en el reino un sondeo de opinión como otros tantos que periódicamente se realizan. Una de las preguntas rezaba así. “La actual crisis económica, ¿va a acabar siendo tan dura como se dice o cree que al final no será para tanto?”, es decir, lo que se planteaba a las/los integrantes de la muestra era si la crisis “va a acabar siendo tan dura como se dice” o si “al final no será tan dura”. Mi duda metafísica, lo han adivinado, es simple: ¿por qué no se introdujo la posibilidad de que en opinión de la persona encuestada la crisis pudiera acabar siendo más dura o mucho más dura de lo que se dice?.

Lo sé, lo sé: el modo como la pregunta se formula influye en el resultado, también sé que la pregunta en sí misma puede acabar determinando un resultado, pero también sé que la opción “va acabar siendo tan dura”, aunque incluya “va a ser más dura”, puede enmascarar una realidad. Expertos hay que saben como construir las preguntas para se responda a lo que se desea conocer, al igual que hay expertos que saben como validar una encuesta para que sea veraz. Lo que no encuentro acertado es que ante una realidad que se está investigando no se brinden todas las opciones posibles: aunque suela serlo, no siempre el asesino es el mayordomo.

76 Ѣ€” Ya sabrán: el Salón del Automóvil de Barcelona está en globo; oficialmente no, pero ...; y a quienes corresponde, se están estrujando el cerebro a fin de encontrar el modo de que el evento tenga lugar. Está bien, nada que objetar, pero dentro de nada alguien va a formular una pregunta y será interesante ver que respuesta se da a la misma.

Se utilizó: a mediados del 2008 fue su momento cumbre, ahora ha dejado de usarse: el concepto de “riesgo sistémico”, ha dejado de utilizarse, y eso que era un concepto muy útil, y descriptivo, pero peligroso, porque implicaba que tenía que darse una explicación: riesgo sistémico implica que lo que lo padece es algo muy importante, fundamental, por ello debe ser sostenido, ayudado, aguantado: si ese algo cae el sistema queda afectado, negativamente, y eso no debe suceder.

Todo lo relacionado con el tema financiero encierra un riesgo sistémico, por ello se está inyectando pasta pública en gran número de entidades financieras, y se ha explicado, y se ha entendido; el automóvil lo es también, por eso se están concediendo ayudas públicas a las empresas de tal subsector, y se está entendiendo, más o menos, porque no se ha explicado con tanto ahínco como en el caso de las finanzas; pero dentro de cuatro días, a medida que las cosas se vayan degradando verdaderamente, la gente, las pymes y no tan pymes, comenzarán a preguntar: “Y a mi, ¿por qué no se me ayuda?”.

La respuesta sería obvia: “Porque (como ejemplo) el subsector de los caramelos de menta no supone un riesgo sistémico, en consecuencia puede irse, todo él, y ya, a la mierda porque no tendrá consecuencias para el sistema”. Mmmmmm, convendrán conmigo que algo así es generador de tensiones, por ello ha dejado de utilizarse el concepto en cuestión. Sin embargo, el tema sigue ahí: “Para eso sí, pero para esto no, ¿me lo explican de modo que lo entienda?”. Problemas. Como antes: doy por supuesto que a quienes corresponda estarán meditando en el tema.

76 bis Ѣ€” Quiero pensar que los reporteros que cubrieron la intervención, ayer, del Señor Gobernador del Banco de España no interpretaron bien sus palabras cuando se refirió al “coste del despido”, a la “creación de empresas” y al “empleo”. La demanda de trabajo siempre es la protagonista, siempre; y la demanda de trabajo demanda cuando necesita factor trabajo, claro, que en modelos intensivos en factor trabajo, como el español, y especializados en producir bienes de bajo valor, como el del reino, pasan cosas raras, cosas raras que, sin embargo, compensa una tasa de temporalidad del 30%, una presión fiscal que es que las más bajas de la UE y una tasa de fracaso escolar del 33%. ¿Cómo dicen, que esto lo dice el Gobierno?, ¡No!. ¡Que va!, esto no lo dice el Gobierno.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon LLull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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