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Pobreza relativa Ѣ€“ 1

Santiago Niño Becerra - Jueves, 27 de Mayo Uds. ya han leído aquí que el problema de las regiones españolas es de pobreza relativa. ilustraciónPor conveniencias políticas se llevó a cabo una descentralización funcional del Estado entre las distintas regiones del reino sin analizar a fondo la conveniencia económica de tal proceder ni las posibilidades de supervivencia financiera del mismo. Los Gobiernos regionales miraron a su alrededor y vieron carencias a mansalva y la LOFCA se encargó de limar la desviación estándar de las rentas medias regionales, pero la conveniencia económica continúa por estudiar y la supervivencia ha pasado, en numerosos casos, a estar vinculada al endeudamiento y a la dependencia.

Aunque con los ayuntamientos la dinámica ha sido distinta el final es semejante: angustiosa falta de fondos para cubrir unos gastos ahora inasumibles. (El País del 21 de Marzo publicó un trabajo muy bueno al respecto en sus Págs. 28 y sgtes.). ¿Por qué se ha llegado a esta situación de posible suspensión de pagos encubierta de numerosos municipios?. La razón, como en el caso de las regiones, es de pobreza relativa.

Al igual que en su día sucedió con los entres regionales, las autoridades municipales, tras el fin del Franquismo, independientemente de su color político, miraron a su alrededor y vieron un montón de carencias históricas, algunas de libro, y el hambre se unió con las ganas de comer: dar cumplimiento a esas carencias equivalía a asegurar los puestos políticos, máxime a un nivel concreto como es un ayuntamiento, y mucho más si ese ayuntamiento es de reducidas dimensiones y baja población.

Pero para cumplimentar esas carencias se precisaban fondos, y los ingresos municipales propios eran muy limitados, luego la recepción de fondos externos desde las regiones a las que esos ayuntamientos pertenecían y desde el Estado se convirtió en la fuente principal de recursos ... hasta que llegó el boom del ladrillo.

Los dineros de la construcción se convirtieron en LA solución a un sin número de temas: permitieron atender los gastos que era complicado atender, asumir competencias que eran responsabilidad de los Gobiernos regionales (lo que hicieron en parte porque si no la desatención continuaría, en parte para obtener y/o mantener votos), y crear nuevos gastos en parte para dar servicios de los que los municipios carecían, en parte, como en el caso anterior, para obtener y/o mantener votos.

Es decir, cierto es que los ayuntamientos conceptualizaron ingresos que eran extraordinarios como si fuesen ordinarios, y, además, dieron por supuesto que esos nuevos ingresos iban a continuar produciéndose, y a un ritmo creciente, indefinidamente. También es cierto que hubieron voces de aviso: el artículo de El País hace referencia a un análisis elaborado en el 2007 por en Servicio de Estudios del BBVA -un organismo nada sospechoso de ser un agente revolucionario- en el que advertía del tsunami que se estaba formando en las finanzas municipales, pero nada se hizo porque era mejor no hacer nada ya que “España iba bien y más que bien”, y no fuese que la cosas se torciese.

¿Cuál es el estado de la cuestión de las finanzas municipales?, preocupante en prácticamente todos los casos y dantesco en muchos, siendo ese estado absolutamente independiente del color político del partido o de los partidos que gobiernan en los consistorios, es decir, todos los partidos obraron de la misma manera: estirando mucho más el brazo que la manga y creyendo que iban a poder continuar haciéndolo indefinidamente. (Evidentemente, a esta ecuación habría que añadir, para agravarla, las situaciones “irregulares” que en algunos ayuntamientos se han producido).

¿La salida a este estado de cosas?, simple: el empobrecimiento. Empecemos por el final, que en innumerables ocasiones, es el sitio bueno para empezar. En general los ayuntamientos van a tener que reducir o eliminar sus gastos: los nuevos que comprometieron a la luz del ladrillo, pero también los que eran responsabilidad de las regiones y que ellos absorbieron, incluso algunos de los que ya prestaban antes del boom de la construcción, porque además del proceder descrito, se ha producido otro fenómeno: el aumento descomunal e incontrolado de la población inmigrante en muchos municipios, y en Cataluña sabemos mucho de eso: segunda tasa regional europea de población inmigrante. Es decir: más gastos, aún con reducciones, y menos ingresos, es decir, carencias y menos pasta para atender a más, pero, ¿qué sucederá cuando en un escenario de desempleo creciente la población se vuelva hacia sus ayuntamientos demandando servicios que hasta ahora habían recibido u obtenido por sus propios medios? (algo que, por otra parte ya está sucediendo).

(Pobreza relativa es la orden y contraorden en relación a la prohibición, anulación de la prohibición, para que los ayuntamientos se endeuden a partir de ya. La realidad: municipios con las arcas a cero que consideraron como fijos ingresos que eran atípicos y que adecuaron compras, deudas, mantenimientos y gastos a ese albur. La otra realidad: desempleo rampante, expectativas en declive, elecciones a la vista. La Señora Ministra de Economía tenía razón: hay que adecuar el presupuesto de gastos al de ingresos; la Señora Salgado escribió “no a la deuda”, pero sin deuda no hay paraíso y la máquina municipal no puede seguir girando. Al final contraorden, desautorización; para ganar cuatro meses, cuatro días. Pobreza relativa).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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