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Solución

Santiago Niño Becerra - Lunes, 20 de Abril La inmensísima mayoría de las cosas que se dicen, de las propuestas que se realizan, de los análisis que se elaboran para "solucionar los problemas que están aconteciendo" parten de suponer que los problemas que hoy están aquejando a la economía y a la sociedad son solucionables a corto plazo, o, como mucho, a medio plazo; y le ponen fecha (aunque cada vez más lejana): 2011 ya ha afirmado el FMI.

ilustraciónA la vez, paralelamente, adicionalmente, indisociablemente, para estas propuestas, para estos análisis, quiero pensar que bienintencionados, “hallar solución” a los males que aquejan a la economía y a la sociedad hoy equivale a “volver a lo de antes”, volver a la operativa existente antes de que el torcimiento de las cosas comenzase a manifestarse en Septiembre del 2007.

El planteamiento medio hoy comúnmente aceptado es, en la gran mayoría de los casos, el siguiente. “A lo largo del próximo año, y fruto de los planes de ayuda y de rescate así como de otras medidas que puedan irse adoptando, la situación del subsector financiero se habrá normalizado, las entidades financieras habrán podido sanear sus balances y tras limpiarlos de activos poco fiables y, posiblemente, tras un proceso de necesarias fusiones, reemprenderán su actividad crediticia.

Las compañías, tras abordar un necesario proceso de saneamiento y reestructuración que incluirá algunos cierres y, posiblemente, la puesta en marcha de algún proceso de reconversión subsectorial (¿recuerdan las reconversiones de los 80?), así como una dolorosa, aunque necesaria reducción de plantillas en ciertos casos, reemprenderán progresivamente su actividad volviendo a aumentar su demanda de factor trabajo.

En todas las economías, aunque más en la española debido a los necesarios cambios estructurales que serán abordados a lo largo de los próximos dos años, se producirá una ganancia de competitividad que mejorará su saldo exterior; todo ello irá generando una progresiva recuperación económica que supondrá la mejora del mercado de trabajo, el aumento del consumo y reemprender la senda del crecimiento económico”.

Fundido en negro, de fondo un fragmento de “Las Cuatro Estaciones” de Vivaldi, preferentemente de “La Primavera”, y la palabra “Fin”, en blanco, emergiendo desde el centro de la pantalla.

Lo anterior es lo que, en la mayoría de los casos, hoy se está suponiendo: porque quiere suponerse, porque se necesita suponer, porque se desea que así sea, porque se quiere creer que el milagro es posible; y las cosas, pienso, no van a ser así. La tendencia decreciente iniciada en Septiembre del 2007 va continuar oscilante hasta que, a mediados del 2010, quiebre y se derrumbe una vez quede constatado que volver a “lo de antes” no es posible porque es imposible, porque en una crisis sistémica no es posible remendar el calcetín y continuar con el mismo, posiblemente esta sea la parte más compleja con la que la humanidad tenga que enfrentarse: la solución no reside en volver a lo de antes porque no es posible volver a lo de antes: ese calcetín tiene un agujero, cierto, pero es debido a que la lana que cubría su malla estructural ya se halla totalmente desgastada.

Hay que sustituir esa lana, pero utilizando otra clase completamente diferente, y, a la vez, hay que comenzar a diseñar una nueva estructura para el calcetín porque los zapatos de mañana van a tener incorporados termostatos de regulación de temperatura así como aire acondicionado.

El problema es que la inmensa mayoría de planteamientos que hoy se están realizando, la inmensa mayoría se supuestos, tan sólo piensan en como colocar una lana idéntica en ese desgastado calcetín.

Y aquí lo que está empezando a ponerse de moda es decir que el Señor Pedro Solbes tuvo una cierta culpa / responsabilidad en lo que está pasando; bueno, yo pienso que no: ¿qué iba a hacer?, ¿qué podía hacer?. La pura realidad es que España, o crecía como lo ha hecho, o no crecía, y, bueno, somos humanos: ¿quién va a crecer al 1,5% pudiendo crecer al 4,0%?, respuesta: nadie. La realidad, insisto por décimo quinta vez (por lo menos), es que la economía española no tenía alternativas al ladrillo, al turismo, al automóvil y a las manufacturas baratas; ¡huy!, ¡me olvidaba!, y al crédito, sobre todo al mucho crédito. Y así han ido las cosas.

Pues eso.

(Entre paréntesis. Hace unos días me enviaron algo que ya deben conocer, pero que, puede decirse así, continúa manteniendo su gracia. Tiene título: “La economía entendida por un niño” (no, no era una niña; vayan a saber porqué):

Una noche, cuando un padre fue a dar un beso de buenas noches a su hijo ya acostado, el niño pregunta.

- Papá, ¿qué es la Economía?.

El padre se queda pensando un momento.

- Bien. Vamos a ver, pongamos la casa como ejemplo. Yo soy el capitalismo porque traigo el dinero a casa. Tu madre es el gobierno porque ella lo administra. La empleada doméstica es la clase trabajadora porque se encarga de las tareas más pesadas. Tú eres el pueblo porque gozas de los beneficios del sistema. Y tu hermanito pequeño es el futuro del país. ¿Entiendes?.

El padre le dio un beso y apagó la luz de la habitación.

Esa noche el niño es despertado por el llanto persistente de su hermanito. Se levanta, va a verlo a su cuna y encuentra que se ha hecho caca y que es necesario cambiarle el pañal. Presto, se dirige a la habitación de sus padres a pedir ayuda y ve que su padre no está y que su madre duerme profundamente y no logra despertarla a pesar de los esfuerzos que realiza. Entonces decide acudir a la empleada doméstica; entra en la habitación de esta y encuentra a su padre practicando sexo con ella.

El chaval vuelve a su habitación.

Al día siguiente, el niño le dice al padre:

- Papá, anoche entendí lo que es la Economía.

- ¿A sí?, perfecto, y ¿que es?.

El niño toma aire y exclama todo seguido:

- Mientras el capitalismo jode a la clase obrera, el gobierno duerme, al pueblo nadie le hace caso y el futuro huele a mierda).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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