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Temas pendientes

Santiago Niño Becerra - Martes, 13 de Enero Que verdad es que las cosas son del color del cristal con que se miran. Hace unas semanas sobre el Gobierno argentino cayó una lluvia de fuego y de azufre internacional porque había decidido nacionalizar los fondos privados de pensiones, para, se dijo, utilizar la pasta en ellos acumulada a fin de tapar agujeros de la economía nacional, algo terrible que suponía la más absoluta inseguridad para millares de pensionistas.

Pues bien, hace unos días el Gobierno de la República de Irlanda ha decido que es procedente que meta -él: el Gobierno- la mano en el fondo de reserva de las pensiones y se lleve hasta el 55% del mimo a fin de adquirir acciones de bancos con problemas, y ello debido al interés nacional.

Ahora esperarán que haga una comparación entre la situación económica imperante en Argentina y en Irlanda, pero no voy a hacerlo porque es innecesaria: son casi idénticas: los dos países crecieron al abrigo de un sueño: el sudamericano de la dolarización y del crecimiento imposible de una deuda imposible; el europeo al cobijo de unos impuestos imposibles y de un crédito rampante. Aquel se derrumbó hace años y así sigue; este se está derrumbando y así va a seguir. ¿Es extraño que coincidan sus intentos?. ¡Claro!, ¡claro!: uno habla español y otro inglés, pero ninguno de los dos es calvinista.

Los políticos -todos, de todas partes-, son especialistas en aparcar las cosas: las problemáticas; luego, cuando estallan, se improvisa, de hoy para mañana, y los resultados, claro, suelen ser pobres, y, a menudo, erróneos. Pasó con el automóvil y sus colaterales: el subsector estaba avisando desde finales de los 80 que España estaba perdiendo competividad, nada se hizo, nada se dijo, muy pocos pedimos dedicación al tema; ahora está llegando el llanto y el rechinar de dientes. Con la inmigración va a suceder lo mismo.

A la inmigración se la trajo, o se la dejó llegar, que para el caso .... Y se permitió que se quedase. Era el instrumento para ganar toda la pasta que se ganó con la construcción y sus colaterales (siempre hay “colaterales”), y con los colaterales de los colaterales. Y de nuevo: nada se dijo, ni se hizo, cuando empezaron a oírse las voces: “esto no puede durar siempre”; y no ha durado. Ya se ha acabado la construcción, y los colaterales, y los colaterales de los colaterales. Pero la inmigración continúa aquí: ¿que se va a hacer con ella?.

Podemos inventarnos lo que queramos y ponerle los nombres que más nos gusten, pero la única realidad es la de que aquella inmigración que se llamó y se dejó llegar ya no es necesaria: ya no son necesarios en el reino los cuatro o cinco millones de inmigrantes a quienes se permitió permanecer: no-son-necesarios; ¡no lo son!; y ya no van a volver a serlo, jamás: hemos asistido a la última oleada migratoria de la historia (ya hablaremos otro día de esto). Pregunta: ¿quién/es está/n ocupándose de esto?. Aquí, si, pero, ¿y en otros países?.

El problema va ser morrocotudo, y lo tenemos a la vuelta de la esquina. Quienes sí lo abordan son las ONGs: quienes menos pasta y menos poder tienen para abordarlo. Y, claro, dan recetas basadas en la tolerancia y en la comprensión; los políticos, callan. Y yo me alucino: ¿se es consciente de que cuando estalle la crisis sistémica la mayoría de los programas de ayuda van a saltar por los aires?, ¿se es consciente de que el desempleo del factor trabajo se va a disparar?, ¿de que vamos a estar inmersos en un entorno de búsqueda de la supervivencia?. Me temo que no: ni se explica ni se quiere entender: cuando estalle ya veremos.

Las 65 horas semanales: el Parlamento las rechazó (supongo que saben la razón: si aumenta la jornada laboral, sobran empleos, luego el desempleo aumentar; malo, muy malo para un político), pero el tema no es ese, sino lo que significa. Estamos -vamos- en unos momentos en que la población ocupada tiende a menos, la productividad a más, las horas trabajadas a ... las que hagan falta. Los salarios a lo que se pueda. 65 horas semanales, en el modelo en el que nos estábamos moviendo antes era una aberración, hoy puede ser una cuestión de supervivencia: tener que estar trabajando durante un tiempo de 65 horas a la semana para sobrevivir, y no se entiende: porque antes no era así.

Las ayudas a los bancos: si no se daban / dan, malo; si se daban / dan, también malo. Si se tapa un agujero -ya se está diciendo- es prolongar la agonía de algo que se va a morir; si no se tapa, caída de la confianza.

Enero ..., Enero .... ¡Huy!.

Enero: ¿se han informado ya sobre el “Plan E”? (si no, accedan aquí: http://www.plane.gob.es/que-es-el-plan-e/). Es propaganda, propaganda del Gobierno (de este, pero otro hubiera hecho lo mismo), pero propaganda que sigue con la misma línea del “España va bien” y de “la economía española juega en la Champions”; ahora el mensaje es “En España lo vamos a arreglar”. En la página, resaltada, una cita literal del Presidente del Gobierno: “El Plan Español para el Estímulo de la Economía y el Empleo supone una movilización de recursos públicos sin precedentes”; pero en todo el texto ninguna mención a los lastres históricos de la economía española que hoy empeoran aún más su situación: la productividad, el valor de lo producido, la inversión en capital físico y humano, el nivel de dependencia exterior, ...

Junto al texto un vídeo del Señor Rodríguez Zapatero en el que introduce a rasgos enormes lo que pretende el Plan E: crear empleo. Será calificado de voluntarioso, para mi es impactante: lo que yo saqué: “estamos fatal”. Pero vuelve a utilizar conceptos sesgados: España, en estos pasados años, ha tenido una tasa de desempleo bajísima, cierto, pero, ¿de qué calidad es la ocupación existente?; la economía española es la octava del mundo: por volumen de PIB sí, pero no por PIB generado por hora efectivamente trabajada. El Presidente del Gobierno habla de apoyos, ¿se prestarán a figuras y a elementos verdaderamente necesarios?, ¿a personas auténticamente necesitadas?.

Pienso que el Plan E existe porque los Gobiernos, en estas situaciones, algo tienen que hacer, lo que sea, pero algo: en USA, el Gobierno de Herbert Hoover también hizo cosas, y ya sabemos de qué sirvieron. Lo dicho: impactante; y no, no estoy haciendo una crítica a un Gobierno, es una crítica a un modelo caducado con décadas de historia a sus espaldas. ¿El Gobierno?, este u otro, para lo que viene, poco van a importar. Esperemos que sepan -el de aquí y los de allá- administrar bien lo muy escaso en la escasez. Esperemos.

Enero: podia llegar, ¿no?: “Spain"s Long-Term Sovereign Ratings May Be Cut by S&P” (http://www.bloomberg.com/apps/news?pid=20601087&sid=a3V_9XABkn84&refer=home).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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