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Santiago Niño Becerra - Viernes, 10 de Octubre Una antigua alumna, actualmente desempeñando su profesión en una entidad financiera, me ha escrito un mail a raíт­z de pensamientos y reflexiones generadas a partir de sus lecturas. Persona muy reflexiva, va razonando a lo largo de su texto y, en un momento determinado, me cuenta lo siguiente:

“Gentes que trabajaban 15 horas al díт­a pero apenas hablaban español, queríт­an comprarse una vivienda dónde poder instalarse, derecho muy legíт­timo y comprensible, al que todo ser humano debiera poder acceder, según yo lo veo. Pero como los precios estaban como estaban, una persona sola no podíт­a acceder al crédito aunque tuviera un buen sueldo y su situación fuera legal en España. Solución de los señores de las inmobiliarias: juntaremos (artificialmente) a dos e incluso tres personas y crearemos una unidad familiar ficticia para que les sea concedido el préstamo.

Como el notario y la entidad financiera exigirán unas garantíт­as, les haremos declarar delante de un notario que son pareja de hecho (aunque sean personas de nacionalidades distintas y del mismo sexo) y ellos firmarán una declaración jurada, asíт­ como unos poderes universales (uno en favor del otro) para poder comprar, vender, asumir créditos con entidades financieras, etc…

Luego, la misma inmobiliaria aprovechando los directores de la entidades financieras que no paraban de visitarles pidiendo que les trajeran alguna operación que firmar (a cambio de comisiones astronómicas que pagaba el cliente, claro) ofrecíт­an la operación a dos entidades distintas al mismo tiempo. Cuando teníт­an la hipoteca concedida en dos entidades distintas, hacíт­an coincidir el díт­a de la firma y les hacíт­an comprar a los clientes dos pisos y firmar dos hipotecas al mismo tiempo, sin saber lo que estaban haciendo. Después de las firmas, les daban unas llaves a cada uno de ellos, los poderes para poder actuar en el futuro en nombre del otro y tan felices se embolsaban sumas de 3 y 4 ceros.

Cuando esas personas no han podido pagar las cuotas, se ha descubierto que teníт­an concedidos otros préstamos hipotecarios en otras entidades y que eran propietarios de dos viviendas a la vez. Los pobres inmigrantes que mintieron (es cierto síт­, pero manipulados, claro está) dicen que han sido engañados por la inmobiliaria. Y la inmobiliaria dice que ellos no saben nada y que han sido víт­ctimas de un engaño por parte de los clientes. Una jugada perfecta, ya ves. Digna de un campeón mundial de ajedrez”.

Y acababa diciendo:

“Ahora yo me pregunto ¿cuántas de estas operaciones han concedido las entidades financieras españolas en los últimos años?...”

Le respondíт­, y en uno de mis párrafos le decíт­a:

“Quisiera hacerte una pregunta. Tu has estado viviendo la locura crediticia que se ha desatado, sobre todo desde el 2003. Síт­, síт­, los tipos bajaron, pero mi pregunta es: ¿cómo es posible que personas inteligentes, sesudas, con experiencias, que habíт­an vivido otras recesiones y las tasas de morosidad del 15% del 79, no vieran las consecuencias que iban a tener las políт­ticas que estaban tomando?, ¿o lo vieron y dijeron: “a la mierda, cuando todo estalle ya lo arreglará quien sea”?. ¿Te has planteado esto?. ¿Tienes una respuesta?”.

Mi ex alumna y amiga me respondió:

Me planteo eso que comentas y, ¿sabes que creo?, pues que esas personas sesudas, que habíт­an vivido otras recesiones y elevadas tasas de morosidad en el pasado nunca vivieron una crisis sistémica como la que ahora vendrá. Quizá las condiciones actuales y las acciones y decisiones llevadas a cabo en el pasado eran similares a escenarios anteriores, crisis estructurales o recesiones puntuales ya vividas por la mayoríт­a de nosotros, etc. Entonces se pasaba mal un tiempo, habíт­a unas cuantas fusiones/absorciones de entidades financieras, algún que otro escándalo políт­tico y/o financiero (o de todo un poco), y luego, síт­, la aplicación del “Manual de políт­tica económica del alumno de primero de carrera” y al cabo de unos añitos, todo resuelto. Y a jugar otra vez!...”.

No cambio de tema. Otra alumna y amiga me remite el siguiente mail; como verán es un texto visceral, totalmente espontáneo, nacido de la percepción que le produce la realidad:

“(!) Una de las empresas familiares parte de lo que fabrica lo exporta a USA. Se está planteando lo peor. Ya se han hecho despidos de personal, además, se está intentando reducir costes en cualquier cosa, pero es imposible seguir a ese ritmo de descenso. Ahora, el problema no es que los pedidos hayan desaparecido, han bajado pero hay pedidos, el problema es que no nos llegan las materias primas que necesitamos y no se puede producir; la cadena de producción está parada y se está perdiendo dinero cada minuto, segundo, hora del díт­a. Los proveedores de toda la vida están cayendo como moscas!!!. La empresa tiene cero entrada de cash!!! y esto es sólo un empezar. El banco no larga pasta para poder buscar otro proveedor que nos suministrará pero a coste más alto; y si la empresa no factura, la gente no ingresa y no se pueden pagar todos los gastos fijos que se tienen. Lo veo negro”.

Le respondíт­ si se habíт­an planteado ofrecer a sus proveedores el pago al contado. Lo que contestó fue lo que sigue (valga decir que la de esta alumna es una empresa que paga sus facturas religiosamente):

“Síт­, nos hemos planteado pagarles al contado, pero no sueltan las mercancíт­as. No nos quieren vender nada, o más bien, dicen que no nos pueden vender nada porque están cerrando. Estamos a la espera de renegociar la deuda con el banco, pero si eso no funciona, (que dudo que funcione), se está planteando cerrar y buscar alternativas, es decir buscarnos la vida en otra cosa”.

Para meditar, ¿verdad?.

(Las últimas previsiones del FMI, las del 2009. Entiendo que hay dos lecturas: 1) son malas, muy malas; 2) la tendencia desde el 2007 es a peor, a mucho peor. Pero, incluso por encima de esto, hay algo más inquietante: esas previsiones tan malas del 2009 se han elaborado suponiendo que los planes de rescate, intervención, etc. que los Estados están llevando a cabo, ¡van a tener éxito!; lo dijo el economista jefe del FMI, y eso no va a ocurrir: esas actuaciones van a fracasar porque van a ser ejecutadas para influir en un sistema que está en crisis, porque fueron diseñadas siguiendo un manual escrito cuando el sistema no estaba en crisis, y porque están siendo puestas en marcha durante el períт­odo de incubación de una crisis que va ser sistémica. Aún costará un año que quienes mandan se den cuenta de esto; vayan pensando en ello).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economíт­a IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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