La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

LA CRISIS DEL 2010 (III). 2у‚тª EDICIѓN

Santiago Niño Becerra - Miercoles, 06 de Febrero

ilustraciónTodo lo anterior provocará que, a partir de Septiembre, se desemboque en una situación de recortes, de intervención y de crecientes protestas sociales que, en ocasiones, serán reprimidas con dureza. La consecuencia obvia de todo ello será la desaparición de la confianza en la infalibilidad del sistema, lo que contribuirá a la degradación de la situación, y a la desaparición de la falsa sensación de bonanza y cuyas implicaciones -mayor consumo, mayor endeudamiento-, ahora pasarán factura.

A partir de Septiembre comenzarán a manifestarse problemas a nivel internacional. Por un lado, la oferta de petróleo -sobre todo a partir de Enero del 2008- será manifiestamente insuficiente para cubrir la demanda de crudo; esta situación continuará hasta que otras fuentes de energíт­a, verdaderamente eficientes, se hallen operativas, algo que no sucederá a corto plazo. Por otro, la devaluación enmascarada de la que el dólar USA está siendo objeto se demostrará completamente inútil, continuando los crecimientos en los déficits gemelos (hasta el 2010 continuarán entrando capitales en USA por lo que su economíт­a continuará sostenida, posteriormente, esas entradas cesarán). Por otro más, el desempeño de la economíт­a europea se manifestará incorrecto aunque menos negativo que la de USA, por lo que el euro mostrará una mayor -aunque ficticia- fortaleza que el dólar.

Se irá imponiendo la idea de “utilidad”, de “no desperdicio”, aunque ello suponga el abandono de posiciones hasta ahora inamovibles. Asíт­, en Europa, puede muy bien imponerse un concepto hoy considerado herético: “la geometríт­a variable”; también, el tipo de interés puede no ser único sino vinculado al destino que se pretenda dar a los capitales solicitados en una atmósfera en la que la idea de “colectivo” vaya teniendo una creciente importancia. En este momento será obvio que la idea de “ilusión” es algo que, definitivamente, ya pertenece al pasado.

Particularmente triste va a ser la Navidad del presente año.

Entre Septiembre del 2007 y Octubre del 2009 se producirá la fase previa a los años más duros de la crisis: 2010, 2011 y 2012. Se irán implementando medidas enfocadas a evitar “ir a peor”. En este decorado se producirá el choque entre todo aquello que brinda seguridad y la pura supervivencia debido a que al ser ésta lo fundamental, el mantenimiento de la protección social entorpece las actuaciones necesarias para lograrlo.

Por ello, las políт­ticas y actuaciones se centrarán en “lo básico”, lo que dará lugar a que se instalen concepciones minimalistas, y que gran número de servicios básicos -sanidad, educación, ...- entren en crisis, lo que afectará de lleno al modelo de protección social que empeorará ostensiblemente la calidad de su funcionamiento -falta de recursos financieros, de profesionales, de material- asíт­ como su grado de cobertura, generalizándose, además, el pago por los menguantes servicios recibidos por parte de sus perceptoras y perceptores -el denominado “copago”-como ya sucede en varios paíт­ses europeos.
La manifestación de esta problemática hasta ahora soterrada, supondrá problemas muy serios en el empleo ya que se irá produciendo un cierre paulatino de empresas; de hecho, tan sólo las muy pequeñas, las de tamaño míт­nimo o las auténticamente gigantescas, acabarán sobreviviendo; las primeras debido a su gran flexibilidad y adaptabilidad, las segundas, por sus enormes recursos aunque a costa de ir realizando constantes recortes. Todo ello repercutirá negativamente en la renta de las personas, de hecho, tan sólo la población activa altamente especializada en tareas verdaderamente útiles tendrá garantizado el acceso a un empleo.

El resultado será el desconcierto, entre otras razones porque faltará un plan a largo plazo, plan que, por otra parte, será imposible elaborar al no servir las políт­ticas hasta ahora utilizadas debido a la transición sistémica en que se hallan la economíт­a y la sociedad. En consecuencia, tan sólo se irán diseñando medidas cortoplacistas a falta de una estrategia estructurada a largo plazo. En otras palabras, y literalmente, no se sabrá qué hacer.

En contra de lo que podríт­a pensarse, la población aceptará bastante bien el paso de un mensaje en el que todo apuntaba a un mundo maravilloso, a otro tachonado de problemas. Al margen de que las ciudadaníт­as de los diferentes paíт­ses perciban esos problemas, es posible que ciertas estadíт­sticas, que algunos datos, puedan llegar a ser manipulados y falseados a fin de inyectar ciertas dosis de optimismo en la población; a la vez, el creciente control sobre la libertad de expresión encuadrado en la “lucha contra el terrorismo”, facilitará las intervenciones en y la censura de, los temas considerados sensibles.

Mañana sigue.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economíт­a IQS. Universidad Ramon Llull.